CRÓNICA DEL INICIO DEL PARO NACIONAL INDEFINIDO
Represión y autoritarismo contra organización popular
El primer día del paro nacional indefinido convocada por las comunidades indígenas y amazónicas del Perú, fue un completo éxito. En costa, sierra y selva, las actividades se paralizaron casi en su totalidad, y las movilizaciones de protesta contra la represión a los nativos, por la derogatoria de los decretos lesivos a los intereses del pueblo amazónico y por el castigo y sanción al genocida Alan García Pérez, fueron multitudinarias.
En la capital del Perú, Lima, la marcha de protesta empezó poco antes de las 3 de la tarde, con el desplazamiento de los diversos gremios, sindicatos y organizaciones políticas desde la Plaza Dos de Mayo, el punto de concentración.
Allí desembocaron desde diversos puntos de la capital del Perú, trabajadores, estudiantes nativos, etc., encabezados por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), obreros de construcción civil y estudiantes universitarios, maestros agremiados en torno Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación en El Perú (SUTEP), organizaciones de izquierda y por supuesto la Unión Socialista Libertaria (USL), como organización política anarquista.
La movilización, una de las más numerosas de los últimos años en las calles de Lima, estuvo flanqueada por un contingente Policial desmesurado, de casi 3 mil efectivos, apostados en cada calle y avenida que intersectaba las principales vías a través de las cuales discurrió la marcha.
En la marcha podía apreciarse organizaciones de las más variopintas; desde los clásicos partidos de izquierda, pasando por grupos de nativos vestidos a la usanza tradicional de sus pueblos, estudiantes universitarios, obreros de construcción civil, hasta grupos religiosos, entre los que destacaban monjas que entonaban canciones católicas, y conocidas figuras del arte y la cultura peruana, como la actriz Magaly Solier.
A los gritos de “la selva no se vende, la selva se defiende”, jóvenes, mujeres, ancianos, gente que llegó de todos los puntos de la capital, se desplazaron desde la plaza 2 de Mayo hasta la avenida Abancay, recibiendo a su paso por la Colmena, la plaza “San Martín” y el Parque Universitario adhesiones y hasta aplausos de los transeúntes, según informó el diario La Primera.
Un contingente que llamó la atención fue el de la Federación Nacional de Policías del Perú (Fenapol), que con una gran banderola manifestó su rechazo a la política represiva del gobierno que utiliza a los uniformados para enfrentar a los nativos. A lo largo de las calles se coreó “el pueblo uniformado también es explotado”.
La marcha, fue encabezada por dirigentes de la Asociación Interétnica de la Selva del Perú (Aidesep), y la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), sin embargo, al parecer la dirigencia de esta última central gremial, sólo había pedido permiso para movilizarse hasta el jirón Cusco, cuando la intensión de los manifestantes era llegar a la avenida Abancay (a través de toda la Av. La Colmena) y de allí llegar a la altura del Congreso y enrumbar luego por el jirón Junín, hacia la Plaza mayor de Lima, frente a Palacio de Gobierno.
Según refiere el diario El Comercio, Wilsa Gonzales Morales, de la Fiscalía Provincial Especial 5 de Prevención del Delito, había puesto al tanto de las limitaciones de su movilización a Mario Huamán, secretario general de la CGTP. Cabe señalar que recientemente, Huamán ha dejado en evidencia sus ambiciones electorales, con miras a una plancha presidencial, en alianza con el “nacionalista” Ollanta Humala.
Pese a ello se avanzó por la Av. Abancay ocupando la movilización la totalidad de la vía, una de las más amplias de la ciudad capital. Sin embargo un fuerte cordón policial los esperaba resguardando el acceso al Parlamento nacional, a unos 200 metros de distancia de este, donde en esos momentos ya la bancada aprista, en alianza con los fujimoristas y Unidad Nacional (la tradicional derecha peruana) preparaban el golpe que finalmente dejó sin 7 de sus representantes a la oposición política en Congreso.
El ver cerrada toda la amplia avenida capitalina con enrejados custodiados por policías armados hasta los dientes, incluso con máscaras anti-gas, y el apoyo de la guardia de asalto a caballo, enfervorizó a la multitud, situación en a cual, ante la provocación de la policía, de a pie y a caballo, se inició un enfrentamiento verbal y luego físico con grupos de estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, La Cantuta, Universidad Católica, Universidad Nacional de Ingeniería, y trabajadores de Construcción Civil y maestros agremiados al SUTEP-Conare. La PNP empezó entonces a lanzar las primeras bombas lacrimógenas y vomitivas, a lo que los universitarios respondieron lanzando bombas molotov.
Aproximadamente una hora duraron estos enfrentamientos en la avenida Abancay, una de las principales y la más concurrida de las vías de la capital de la República del Perú. Pese a que la PNP en base al lanzamiento de bombas lacrimógenas y vomitivas, sin tomar en consideración la presencia de transeúntes ni trabajadores y negocios en las inmediaciones, logró despejar la vía, cuyo tránsito recién se normalizó a las 7 de la noche.
En el enfrentamiento los estudiantes arrojaron piedras a las ventanas de la sede del Ministerio Público.
La represión policial afectó también a la prensa local, no sólo a través de las armas químicas desplegadas por las fuerzas represivas, sino por la acción vandálica de algunos militantes d e la marxista CGTP. Según señala el diario la República, en comunicación al dirigente Mario Huamán, el reportero gráfico Franz Krajnik que cubría la marcha de protesta, fue asaltado por miembros de su mal llamada “guardia roja”, siendo robada una de las lentes de su cámara.
La movilización no se amilanó. En todo momento en que se entabló la batalla campal entre los manifestantes y la policía nacional del Perú, los estandartes de la USL flamearon y nunca se arriaron. Esto pese a que los militantes fueron víctimas de los gases lacrimógenos y las bombas vomitivas o acosados por la policía que los fotografiaba; siguieron combatiendo y resistiendo, con las arengas y los puños en alto, frente a los sofisticados armamentos de la represión.
La agresión brutal y desproporcionada a la movilización pacífica provocó el repliegue de los manifestantes hacia las vías aledañas, desde donde prosiguieron los enfrentamientos, entre arengas a favor de la lucha amazónica y por el cese de la represión brutal del gobierno aprista, las lluvias de piedras y palos y bombas lacrimógenas y vomitivas se sucedieron hasta caer las primeras sombras de la noche. En algunas calles se produjeron más detenciones, las cuales no fueron captadas por la prensa.
Al bordear la noche, el grueso de manifestantes –ya cesada la batalla y disipados los efectos de los gases lacrimógenos y las bombas vomitivas- se concentró en la plaza San Martín, prácticamente en el centro mismo del Cercado de Lima. Allí, siguieron las arengas con pancartas en mano, por la derogatoria de los ilegales decretos legislativos. Cabe señalar que días atrás, en una nueva maniobra del Ejecutivo y la nefasta alianza Aprista-Fujimorista y de la tradicional derecha peruana (Unidad Nacional), habían determinado la “suspensión de la aplicación de dos decretos, ello no ha implicado una derogatoria de dichas normas que se han denominado en el Perú “La Ley de la Selva”.
Una de las bombas lacrimógenas que los policías lanzaron directo al cuerpo de los manifestantes le impacto en el rostro al joven abogado Hildebrando Castro Pozo, de 30 años de edad, militante del Partido Socialista, quien marchaba pacíficamente por la avenida Abancay.
Hasta el cierre de este informe, Castro permanecía en el Policlínico de Emergencias Grau, esperando su turno en el quirófano para ser operado, pues la bomba le fracturó el lado izquierdo de la cara, desfigurándosela.
En la capital del Perú, Lima, la marcha de protesta empezó poco antes de las 3 de la tarde, con el desplazamiento de los diversos gremios, sindicatos y organizaciones políticas desde la Plaza Dos de Mayo, el punto de concentración.
Allí desembocaron desde diversos puntos de la capital del Perú, trabajadores, estudiantes nativos, etc., encabezados por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), obreros de construcción civil y estudiantes universitarios, maestros agremiados en torno Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación en El Perú (SUTEP), organizaciones de izquierda y por supuesto la Unión Socialista Libertaria (USL), como organización política anarquista.
La movilización, una de las más numerosas de los últimos años en las calles de Lima, estuvo flanqueada por un contingente Policial desmesurado, de casi 3 mil efectivos, apostados en cada calle y avenida que intersectaba las principales vías a través de las cuales discurrió la marcha.
En la marcha podía apreciarse organizaciones de las más variopintas; desde los clásicos partidos de izquierda, pasando por grupos de nativos vestidos a la usanza tradicional de sus pueblos, estudiantes universitarios, obreros de construcción civil, hasta grupos religiosos, entre los que destacaban monjas que entonaban canciones católicas, y conocidas figuras del arte y la cultura peruana, como la actriz Magaly Solier.
A los gritos de “la selva no se vende, la selva se defiende”, jóvenes, mujeres, ancianos, gente que llegó de todos los puntos de la capital, se desplazaron desde la plaza 2 de Mayo hasta la avenida Abancay, recibiendo a su paso por la Colmena, la plaza “San Martín” y el Parque Universitario adhesiones y hasta aplausos de los transeúntes, según informó el diario La Primera.
Un contingente que llamó la atención fue el de la Federación Nacional de Policías del Perú (Fenapol), que con una gran banderola manifestó su rechazo a la política represiva del gobierno que utiliza a los uniformados para enfrentar a los nativos. A lo largo de las calles se coreó “el pueblo uniformado también es explotado”.
La marcha, fue encabezada por dirigentes de la Asociación Interétnica de la Selva del Perú (Aidesep), y la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), sin embargo, al parecer la dirigencia de esta última central gremial, sólo había pedido permiso para movilizarse hasta el jirón Cusco, cuando la intensión de los manifestantes era llegar a la avenida Abancay (a través de toda la Av. La Colmena) y de allí llegar a la altura del Congreso y enrumbar luego por el jirón Junín, hacia la Plaza mayor de Lima, frente a Palacio de Gobierno.
Según refiere el diario El Comercio, Wilsa Gonzales Morales, de la Fiscalía Provincial Especial 5 de Prevención del Delito, había puesto al tanto de las limitaciones de su movilización a Mario Huamán, secretario general de la CGTP. Cabe señalar que recientemente, Huamán ha dejado en evidencia sus ambiciones electorales, con miras a una plancha presidencial, en alianza con el “nacionalista” Ollanta Humala.
Pese a ello se avanzó por la Av. Abancay ocupando la movilización la totalidad de la vía, una de las más amplias de la ciudad capital. Sin embargo un fuerte cordón policial los esperaba resguardando el acceso al Parlamento nacional, a unos 200 metros de distancia de este, donde en esos momentos ya la bancada aprista, en alianza con los fujimoristas y Unidad Nacional (la tradicional derecha peruana) preparaban el golpe que finalmente dejó sin 7 de sus representantes a la oposición política en Congreso.
El ver cerrada toda la amplia avenida capitalina con enrejados custodiados por policías armados hasta los dientes, incluso con máscaras anti-gas, y el apoyo de la guardia de asalto a caballo, enfervorizó a la multitud, situación en a cual, ante la provocación de la policía, de a pie y a caballo, se inició un enfrentamiento verbal y luego físico con grupos de estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, La Cantuta, Universidad Católica, Universidad Nacional de Ingeniería, y trabajadores de Construcción Civil y maestros agremiados al SUTEP-Conare. La PNP empezó entonces a lanzar las primeras bombas lacrimógenas y vomitivas, a lo que los universitarios respondieron lanzando bombas molotov.
Aproximadamente una hora duraron estos enfrentamientos en la avenida Abancay, una de las principales y la más concurrida de las vías de la capital de la República del Perú. Pese a que la PNP en base al lanzamiento de bombas lacrimógenas y vomitivas, sin tomar en consideración la presencia de transeúntes ni trabajadores y negocios en las inmediaciones, logró despejar la vía, cuyo tránsito recién se normalizó a las 7 de la noche.
En el enfrentamiento los estudiantes arrojaron piedras a las ventanas de la sede del Ministerio Público.
La represión policial afectó también a la prensa local, no sólo a través de las armas químicas desplegadas por las fuerzas represivas, sino por la acción vandálica de algunos militantes d e la marxista CGTP. Según señala el diario la República, en comunicación al dirigente Mario Huamán, el reportero gráfico Franz Krajnik que cubría la marcha de protesta, fue asaltado por miembros de su mal llamada “guardia roja”, siendo robada una de las lentes de su cámara.
La movilización no se amilanó. En todo momento en que se entabló la batalla campal entre los manifestantes y la policía nacional del Perú, los estandartes de la USL flamearon y nunca se arriaron. Esto pese a que los militantes fueron víctimas de los gases lacrimógenos y las bombas vomitivas o acosados por la policía que los fotografiaba; siguieron combatiendo y resistiendo, con las arengas y los puños en alto, frente a los sofisticados armamentos de la represión.
La agresión brutal y desproporcionada a la movilización pacífica provocó el repliegue de los manifestantes hacia las vías aledañas, desde donde prosiguieron los enfrentamientos, entre arengas a favor de la lucha amazónica y por el cese de la represión brutal del gobierno aprista, las lluvias de piedras y palos y bombas lacrimógenas y vomitivas se sucedieron hasta caer las primeras sombras de la noche. En algunas calles se produjeron más detenciones, las cuales no fueron captadas por la prensa.
Al bordear la noche, el grueso de manifestantes –ya cesada la batalla y disipados los efectos de los gases lacrimógenos y las bombas vomitivas- se concentró en la plaza San Martín, prácticamente en el centro mismo del Cercado de Lima. Allí, siguieron las arengas con pancartas en mano, por la derogatoria de los ilegales decretos legislativos. Cabe señalar que días atrás, en una nueva maniobra del Ejecutivo y la nefasta alianza Aprista-Fujimorista y de la tradicional derecha peruana (Unidad Nacional), habían determinado la “suspensión de la aplicación de dos decretos, ello no ha implicado una derogatoria de dichas normas que se han denominado en el Perú “La Ley de la Selva”.
Una de las bombas lacrimógenas que los policías lanzaron directo al cuerpo de los manifestantes le impacto en el rostro al joven abogado Hildebrando Castro Pozo, de 30 años de edad, militante del Partido Socialista, quien marchaba pacíficamente por la avenida Abancay.
Hasta el cierre de este informe, Castro permanecía en el Policlínico de Emergencias Grau, esperando su turno en el quirófano para ser operado, pues la bomba le fracturó el lado izquierdo de la cara, desfigurándosela.
Los médicos le sacaron una tomografía y el resultado no fue muy auspicioso, sus compañeros del Partido Socialista permanecieron durante toda la noche esperando noticias de la intervención quirúrgica. Otros manifestantes que resultaron con heridas leves también fueron atendidos en ese nosocomio y dados de alta rápidamente.
Otro contingente numero de manifestantes se apostó en la Plaza Francia donde se improvisó otro mitin para coordinar las acciones que se tomaría (aquí también hubo agresiones hacia compañeras que hacían pintas o graffitis en el parque. La agresión fue cobarde). Allí se decidió que un bloque marchaba hacia el Ministerio de Defensa en la avenida Arequipa y otro partió hacia la avenida Alfonso Ugarte, exactamente al local del partido Aprista. Desde luego, la represión no se hizo esperar.
Aunque se había previsto acabar la movilización con la lectura de un pronunciamiento de la nueva presidenta de Aidesep, Daysi Zapata, no se pudo realizar por la acción represiva de la PNP.
Según informó a la prensa la Sétima Región Policial se habían registrado 5 personas detenidas, 3 de las cuales se encontraban en la comisaría de Cotabambas y 2 en la comisaría de San Andrés, entre ellas un menor de edad.
Según informó el diario La República, la Fiscalía Provincial Penal 48 de Turno había registrado cuatro detenidos, los que fueron internados en Seguridad del Estado, que en su mayoría serían estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
LA PROTESTA EN PROVINCIAS
Pese a que la prensa parametrada trató inicialmente de minimizar las protestas en el interior del país, especialmente en la selva, la verdad se conoció: La paralización nacional fue un rotundo éxito.
Según refería el diario El Comercio, en la ciudad de Bagua (Amazonas), la paralización no habría sido acatada, sin embargo, obvian que en dichas zonas aun persiste el toque de queda durante casi 12 horas del día, además pese a ello, la paralización en los colegios con la suspensión de las clases fue total.
Un panorama similar se vivió en Tarapoto (San Martín), donde pese a las medidas de represión extrema y el recorte de las garantías constitucionales, y la imposición del Estado de Emergencia y toque de queda, se realizó una concurridísima marcha de protesta. Incluso, según informa el mismo medio, la carretera a Yurimaguas fue bloqueada por indígenas.
Por su parte, Iquitos (Loreto), amaneció totalmente paralizado, y ningún negocio abrió sus puertas. La marcha convocada desde tempranas horas del día congregó a 5,000 personas. Luego, a las 3 de la tarde, comenzó una segunda movilización con una marcha por la ciudad, con una mayor concurrencia y la participación de más organizaciones políticas, gremios y sindicatos locales.
Además, en Pucallpa (Ucayali), miles de indígenas tomaron las calles en forma pacífica, no registrándose ninguna actividad comercial.
Como colofón del asunto debemos denunciar la cancelación de la licencia de funcionamiento por parte del El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) a la radio La Voz de Utcubamba (Amazonas), que cuenta con licencia en regla desde el 13 de marzo de 2007, según informa la Coordinadora Nacional de Radio (CNR).
Según informó el periodista Carlos Flores, de radio La Voz, hoy llegó hasta la radiodifusora una misiva con la resolución de cierre bajo el argumento de “no haber enviado documentación a tiempo respecto a la homologación de equipos de la radio”.
En declaraciones a la CNR, Flores también aseguró que la cancelación se debe a “la supuesta falta de homologación de los equipos, pero esto es mentira porque nosotros solicitamos con tiempo esa inspección del MTC y ellos nos respondieron que la harían de acuerdo al cronograma de solicitudes (...) ellos se han demorado”.
Cabe recordar que tanto la emisora como Flores han sido acusados de azuzar las protestas de los indígenas que piden la derogatoria de una serie de decretos legislativos que creen los perjudican.
El viernes pasado, la emisora transmitió en directo los disturbios que hubo en Bagua, que provocaron la muerte de 33 personas.
Sin duda se trata del proceso de criminalización de la protesta y el silenciamiento a las voces disidentes por parte del régimen genocida del partido aprista y su jefe Alan García.
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Alberto F. Guzmán
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